miércoles, 20 de mayo de 2020

¿Quién dijo que todo está perdido?



Yo vengo a ofrecer mi corazón…

Una escuela es como una gran casa, un gran hogar… ninguna de sus partes es pequeña, o prescindible. Todas ellas son necesarias para que este hogar funcione y dé albergue a sus habitantes.
La cotidianeidad, en sus rutinas, nos hace dar por hecho el “estar ahí”. Hace que, a veces, olvidemos por un momento la importancia y potencia de nuestro encuentro. De la valiosa y enorme riqueza que surge del intercambio pedagógico en el aula.
Hoy,la vida misma nos “frenó de golpe”. Nos está impulsando a resignificar nuestros hábitos, a comenzar a transitar nuevos caminos.Por el momento no podemos tener el apreciado contacto “cara a cara”.
Pero esta circunstancia no significa dejar de estar, o de aprender juntos. Nuestra Institución resignificó sus modos de trabajo pedagógico, a partir de los recursos tecnológicos, para así dar continuidad a las trayectorias educativas de los niños.
La escuela, entonces, viene continuando la propuesta pedagógica y el trabajo de aula en diferentes entornos virtuales.Destacamos el enorme compromiso y responsabilidad puestos de manifiesto por todos los actores de nuestra Comunidad Educativa.

La Escuela N° 26 DE 6° “República de Colombia”, su Equipo de Conducción, su personal docente y no docente estamos ahí… Estamos todos juntos… En estos tiempos de incertidumbre, de la mano del COVID-19, nuestro contacto cotidiano no se está dando a través de la presencia física, pero sí a partir de la amorosa presencia de nuestros corazones… hasta que… nos volvamos a ver…

No será tan fácil, ya sé qué pasa,
no será tan simple como pensaba…

Cuando no haya nadie cerca o lejos,
Yo vengo a ofrecer mi corazón…
(Fito Páez)

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