Yo vengo a
ofrecer mi corazón…
Una
escuela es como una gran casa, un gran hogar… ninguna de sus partes es pequeña,
o prescindible. Todas ellas son necesarias para que este hogar funcione y dé albergue
a sus habitantes.
La
cotidianeidad, en sus rutinas, nos hace dar por hecho el “estar ahí”. Hace que,
a veces, olvidemos por un momento la importancia y potencia de nuestro
encuentro. De la valiosa y enorme riqueza que surge del intercambio pedagógico
en el aula.
Hoy,la
vida misma nos “frenó de golpe”. Nos está impulsando a resignificar nuestros
hábitos, a comenzar a transitar nuevos caminos.Por el momento no podemos tener
el apreciado contacto “cara a cara”.
Pero esta
circunstancia no significa dejar de estar, o de aprender juntos. Nuestra
Institución resignificó sus modos de trabajo pedagógico, a partir de los
recursos tecnológicos, para así dar continuidad a las trayectorias educativas
de los niños.
La
escuela, entonces, viene continuando la propuesta pedagógica y el trabajo de
aula en diferentes entornos virtuales.Destacamos el enorme compromiso y
responsabilidad puestos de manifiesto por todos los actores de nuestra
Comunidad Educativa.
La
Escuela N° 26 DE 6° “República de Colombia”, su Equipo de Conducción, su
personal docente y no docente estamos ahí… Estamos todos juntos… En estos
tiempos de incertidumbre, de la mano del COVID-19, nuestro contacto cotidiano
no se está dando a través de la presencia física, pero sí a partir de la
amorosa presencia de nuestros corazones… hasta que… nos volvamos a ver…
No será tan
fácil, ya sé qué pasa,
no será tan
simple como pensaba…
Cuando no haya
nadie cerca o lejos,
Yo vengo a
ofrecer mi corazón…
(Fito
Páez)
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